Los caminos son infinitos. Las verdades solo una. La confusión es la nube que oculta el sentir, es la oscuridad del alma.
En cada instante me siento a la deriva. En una balsa de viejos troncos, apenas sujetables por unas cuantas cuerdas en un mar bravío. En la penumbra de un atardecer que me conduce a la mas oscura de las noches.
A la deriva… desnuda. Mi ser es transparente. Quizás con mis harapos pueda sujetar más las cuerdas y hacer mi superficie mas firme.
No lo sé. A la deriva, es una balsa inestable, en una noche lenta y oscura. Y la decisión… dejarme llevar, o hundirme en el abismo.
El sentir y la razón, enfrentando una gran batalla.
No sé en este instante, más el final está escrito.
Córdoba, 15/04/07
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